Martín Alejandro Uliarte, primo de Brenda Uliarte y policía bonaerense, declaró ante el Tribunal Oral Número 6 en el juicio por el intento de atentado contra Cristina Kirchner. Su testimonio estuvo lleno de vacíos e imprecisiones, lo que llevó a la querella y a la fiscalía a solicitar su detención por falso testimonio, aunque el tribunal no avaló la petición. Uliarte, de 22 años, estuvo en contacto con Brenda antes y después del ataque, y un manuscrito suyo, relacionado con una técnica policial, fue encontrado en la casa de su prima tras el allanamiento.
El testimonio de Uliarte se centró en las llamadas que intercambió con su prima Brenda el día del atentado, y en su supuesto desconocimiento sobre los hechos. Aunque recibió una llamada de Brenda tras el ataque, afirmó que no le creyó hasta que vio las noticias. A pesar de su parentesco con la acusada, Uliarte no se excusó de responder, aunque reiteró que no recordaba muchos detalles, lo que generó dudas sobre la veracidad de su testimonio.
Otro punto relevante fue el manuscrito encontrado en el allanamiento, donde Uliarte escribió sobre la "Regla de Tueller", un protocolo policial. Él aseguró que era parte de su formación, pero la querella sostuvo que el texto parecía ser una copia de una página web. Uliarte no pudo recordar si había buscado esa información en internet, lo que añadió más sospechas a su relato.
Tras varias horas de interrogatorio, la querella y la fiscal solicitaron su detención por falso testimonio, alegando inconsistencias en su declaración. Sin embargo, el tribunal rechazó la petición, aunque ordenó investigar la posible comisión de ese delito. El abogado de Cristina Kirchner, José Manuel Ubeira, criticó la falta de memoria del testigo y señaló que, siendo policía, su testimonio debería haber sido más preciso.
Además de Uliarte, declaró Eduardo "El Presto" Prestofelippo, quien mantuvo un breve vínculo con Brenda Uliarte. Aunque su relación con la acusada fue fugaz, el "Presto" sugirió que el atentado no fue obra de "dos loquitos", sino que podría haber una conexión más profunda, insinuando la posible intervención de los servicios de inteligencia, aunque la jueza Sabrina Namer redirigió la discusión al objeto del juicio.